
Hoy en Mallorca celebramos una de las festividades más esperadas y emocionantes de la isla.
Una noche mágica que nuestros hijos acabarán celebrando a lo largo de sus vidas.
Te contamos los órigenes de esta fiesta,
Santo protector de la peste. Aunque su veneración era algo anterior, en el siglo XVI desembarcó en Palma un presbítero de Rodas que huía de la Guerra del Turco. Llevaba consigo una reliquia de San Sebastián. Cuando decidió dejar la Isla, se desencadenó un gran temporal, que iba creciendo a medida que se planteaban alejarse de la costa. Este hecho se interpretó como que las reliquias debían de quedarse en la Ciudad. Además se le atribuye un carácter milagroso, ya que coincidió con el final de la peste. A partir de ahí se creó una cofradía dedicada al Santo y se iniciaron los trámites para oficializar su patronazgo.
Durante la víspera se encienden hogueras y los demonios danzan haciendo las delicias de los niños más valientes. Residentes y turistas pasean en Palma donde se ubican las hogueras para que se puedan usar como barbacoas. La jornada se ameniza con conciertos y talleres dirigidos a todos los públicos.